viernes, 9 de enero de 2015

En Segunda Cita comentarios de Víctor Fowler a propósito del artículo de Salim Lamrani

(Segunda Cita) Víctor Fowler dijo...

¿Qué está pasando realmente a nuestro alrededor y cuánto ocurre sin que siquiera nos demos cuenta? ¿Qué puede venir de entre tantas variables posibles y con cuáles consecuencias? ¿Qué significan los nuevos convenios económicos entre China y Rusia; entre China y CELAC? ¿Cómo van a quedar reconfigurados los mapas?

¿Y nosotros?

Acabo casi de leer un artículo de Salim Lamrani que, aparecido hoy mismo, lleva como título ¿Cómo Barack Obama puede poner fin a las sanciones económicas contra Cuba? y que elige como punto de partida la posición que, desde que anduve de becario por Miami en 1997, ha sido mi idea acerca del escenario más fascinante/inquietante para el futuro de las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos.

Para Lamrani, bastaría con permitir el libre viaje de ciudadanos estadounidenses a Cuba para que –con norteamericanos primero (un millón de modo rápido y hasta cinco de forma paulatina y, siguiendo la deriva, con viajeros de todo el mundo después (para otros cinco millones)- Cuba realice su potencial de acogida a 10 millones de turistas anuales (dentro de una población de once millones).

No hay que ser demasiado inteligente para, a partir de aquí, imaginar algunas cosas. La primera de ellas, que semejante flujo alteraría –de modo definitivo– las economías de la región y muy en particular el sector del turismo. No es casual entonces que también hoy mismo haya aparecido el siguiente titular a propósito del turismo en República Dominicana (hasta ahora el país dominante en la región): Competencia de Cuba: "nada nuevo" para República Dominicana, según Mitur (en www.arecoa.com). A pesar de ello, el artículo termina señalando que: "… líderes turísticos y el propio Mitur han considerado que el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba sí pone en alerta a RD para reforzar algunos puntos que fortalezcan aún más a esta nación como destino turístico de la región."

Esto apunta a una realidad que, apenas unas semanas antes, era absolutamente impensable y que, en lo adelante, deberá ganar más y más en intensidad; no solo en el Caribe insular, sino en el mismo sur de la Florida. Fue eso lo que aprendí en aquel 1997 cuando, como becario del Cuban Research Institute, conocí de los estudios y pronósticos de lo que podría suceder dentro de la industria turística floridana en caso de tornarse realidad esto que comienza a mostrar sus contornos hoy. Otra vez no hay que ser demasiado inteligente que ese imaginario volumen de 5 millones de turistas norteamericanos vacacionando en Cuba habría que descontarlo del volumen hipotético que lo podría hacer en Miami.

Y aún queda por imaginar una transformación más dramática en los escenarios, porque para asimilar una cantidad tan enorme de turistas habría que –de modo totalmente literal– construir una nueva Cuba. No solo en términos de infraestructura habitacional (¿dónde meter esa cantidad tan descabellada de personas?), sino que sería necesario extender los lugares de residencia por todo el país y mejorar, de modo muy veloz, los sistemas de comunicación (por tren, avión, mar y carretera, así como de teléfono e Internet). Y, en una consecuencia todavía más definitiva, para siempre cambiaría la estructura laboral del país, con todas las consecuencias para la esfera productiva de la Isla que ello acarrearía, así como para los horizontes sociales de expectativas.

Una última vez, no hay que ser Einstein para imaginar que, donde Lamrani escribe: "… los productores agrícolas estadounidenses serían también los grandes ganadores de un reinicio del turismo entre ambas naciones y se les solicitaría para alimentar a los millones de nuevos visitantes, ya que Cuba importa la mayor parte de sus materias primas alimenticias." no es una mala hipótesis avizorar que entonces los productores agrícolas nacionales serían los grandes perdedores. ¿Cómo podrá sobrevivir la mediocre agricultura cubana a un embate así? ¿Qué sucederá con el resto de las industrias menores y mayores? ¿… y las personas?

En este momento recuerdo que, ya hace años y en diversas ocasiones, personalidades líderes de la agricultura estadounidense, han manifestado su disposición de asumir –en cuanto se levantara el embargo/bloqueo– la totalidad de las demandas de Cuba para el sector. Tal proyección maravillosa, que haría desaparecer la urticante angustia cubana con aquella parte de la economía doméstica empleada para la alimentación, ¿cuáles consecuencias tendría para los productores nacionales? ¿Sobrevivirán… se arruinarán sin más?

Como quiera que lo veamos sería, en esencia, otro país, una Cuba con un rostro muy distinto al que hoy le conocemos. Creo que vale la pena pensar, conversar, discutir, compartir, crear un archivo especulativo de lo que vendrá o pudiera venir: para nosotros… para nuestros hijos.

8 de enero de 2015, 15:34

 

Cómo Barack Obama puede poner fin a las sanciones económicas contra Cuba

Por: Salim Lamrani | Jueves, 08/01/2015 10:49 AM | Versión para imprimir

OperaMundi

http://operamundi.uol.com.br/conteudo/opiniao/39066/como+barack+obama+pode+por+fim+as+sancoes+economicas+contra+cuba.shtml

Desde 1996 y la adopción de la ley Helms-Burton, el Congreso de los Estados Unidos es el único que puede levantar el estado de sitio contra Cuba. Pero el Presidente Obama puede obligarlo a hacerlo…

Desde la adopción de la ley Helms-Burton en 1996 –una aberración jurídica por su carácter extraterritorial y retroactivo que agrava las sanciones económicas contra la población cubana–, el Presidente de Estados Unidos ya no dispone de la facultad ejecutiva para poner término al estado de sitio económico anacrónico, cruel y contraproducente –según las palabras del propio Barack Obama. En efecto, solo el Congreso puede poner fin a una política hostil condenada por la inmensa mayoría de la comunidad internacional, la opinión pública estadounidense, la comunidad cubana de Florida y sobre todo el mundo de los negocios de Estados Unidos.

La Cámara de comercio de Estados Unidos, que representa el mundo de los negocios y cerca de tres millones de empresas, exhortó a los responsables políticos, tanto al Gobierno como al Congreso, a que adoptaran una nueva política hacia La Habana. Según su presidente Thomas Donohue, "Es tiempo de eliminar las barreras políticas que se establecieron hace mucho tiempo y borrar nuestras diferencias. Eso está en el interés del pueblo americano y de las empresas americanas".1 [1 RTL, «La Chambre de commerce américaine souhaite une nouvelle relation USA-Cuba», 30 de mayo de 2014; AFP, « La relation USA-Cuba doit changer maintenant, selon le président de la Chambre de commerce américaine », 30 de mayo de 2014.]

En su alocución histórica del 17 de diciembre de 2014 que anunció el restablecimiento de las relaciones con Cuba tras más de medio siglo de ruptura, el presidente estadounidense lanzó un llamado al Congreso para que optara por un nuevo enfoque hacia La Habana. "Animo al Congreso a que abra un debate serio y honesto sobre el levantamiento del embargo", declaró Obama.2 [2 The White House, « Barack Obama's Speech: Charting a New Course of Era », 17 de diciembre de 2014. http://www.whitehouse.gov/issues/foreign-policy/cuba (sitio consultado el 17 de diciembre de 2014)]

¿La solución? Autorizar el turismo ordinario

En realidad, el presidente Obama dispone de un medio bastante simple para acelerar el fin del estado de sitio económico que afecta a todas las categorías y todos los sectores de la sociedad cubana y que constituye el principal obstáculo para el desarrollo de la isla. Basta con que permita a los ciudadanos estadounidenses que viajen a Cuba como turistas ordinarios. En la actualidad los ciudadanos de Estados Unidos pueden viajar a cualquier país de mundo, incluso a China, Vietnam o Corea del Norte, pero su Gobierno todavía no les permite que descubran la isla del Caribe.

Al romper esta barrera que separa a ambos pueblos, Barack Obama permitiría, según las estimaciones, que más de un millón de turistas estadounidenses viajasen a Cuba el primer año. Esta cifra superaría los cinco millones de personas anuales al cabo de cinco años, pues Cuba es un destino natural por razones históricas y geográficas evidentes. Así, se abriría un inmenso mercado para las compañías aéreas estadounidenses, la industria del transporte o las agencias de viajes, sin hablar de los demás sectores vinculados al turismo masivo. Hoy sólo 90.000 ciudadanos estadounidenses –fuera de los cubanoamericanos– visitan Cuba cada año por razones profesionales, académicas, culturales, humanitarias o deportivas, en el marco de licencias concedidas por el Departamento de Estado.3 [3 Matt Beardmoredec, "How Travel to Cuba May Change", The New York Times, 18 de diciembre de 2014.http://www.nytimes.com/2014/12/19/travel/how-travel-to-cuba-may-change.html?_r=0]

El flujo masivo de turistas a Cuba sería desde luego benéfico para la economía cubana, cuyos recursos dependen en gran parte de este sector, pero también para la economía estadounidense. En efecto, los productores agrícolas estadounidenses serían también los grandes ganadores de un reinicio del turismo entre ambas naciones y se les solicitaría para alimentar a los millones de nuevos visitantes, ya que Cuba importa la mayor parte de sus materias primas alimenticias.

Con la autorización del turismo ordinario hacia Cuba, el mundo de los negocios no dejaría de presionar a los miembros del Congreso, cuya carrera política depende en gran parte de los financiamientos privados que reciben por parte de las empresas, para que pusieran definitivamente término a las sanciones económicas contra Cuba, que lo priva de un mercado natural de 11,2 millones de habitantes y potencialmente de 10 millones de turistas procedentes de todo el mundo. Efectivamente, Cuba acaba de superar los tres millones de turistas en el año 2014.

En un primer tiempo, el Presidente Obama podría dar órdenes al Departamento del Tesoro para que no persiguiera a los ciudadanos estadunidenses que viajan a Cuba fuera del marco definido por la administración, ya que las sanciones económicas que se aplican a los que se arriesgan a hacer un viaje sin permiso, a través de Canadá o México, son bastante disuasorias. Ello tendría como efecto flexibilizar los viajes turísticos a Cuba y –sobre todo – reparar una anomalía jurídica en la medida en que esta prohibición viola la Constitución de Estados Unidos que defiende el derecho de moverse libremente.

Así, Barack Obama dispone de un margen de maniobra suficiente para llevar al Congreso de Estados Unidos a poner término a unas sanciones económicas que suscitan el oprobrio por parte de la comunidad internacional y que han aislado a Estados Unidos en América Latina. El pueblo cubano pero también el pueblo estadounidense serían los principales beneficiarios de un restablecimiento de las relaciones económicas, comerciales y financieras normales entre ambas naciones.

*Doctor en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad Paris Sorbonne-Paris IV, SalimLamrani es profesor titular de la Universidad de La Reunión y periodista, especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Su último libro se titula Cuba, the Media, and the Challenge of Impartiality, New York, Monthly Review Press, 2014, con un prólogo de Eduardo Galeano.

http://monthlyreview.org/books/pb4710/

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